Movimiento expresivo, bienestar y educación física
El movimiento posee una dimensión expresiva intrínseca (Coterón et al., 2008) que se manifiesta a través de la corporeidad y la gestualidad. Realidad innegable. Desde una perspectiva educativa, esta dimensión adquiere relevancia al considerar que la expresión del cuerpo constituye una forma integral de comunicación, conocimiento de uno mismo, de los demás y el mundo que lo rodea, así como forma parte de la esencia misma de ser persona, pero también de la cultura en la que vive y las manifestaciones motrices que se han ido configurando a su alrededor a lo largo de la historia.
Este patrimonio se nos ofrece como una ventana a la comprensión profunda de la interacción entre el individuo y su entorno. La riqueza del patrimonio motriz, como expresión cultural, no solo refleja la diversidad de las sociedades a lo largo del tiempo, sino que también revela las diferentes formas en que el ser humano ha interpretado y experimentado su existencia a través del movimiento que expresa intencionadamente. La expresión corporal se erige como un vehículo poderoso para la construcción de identidad y la conexión con la herencia cultural de una comunidad.
A través del movimiento se pueden transmitir emociones, pensamientos y experiencias. Desde una perspectiva de la Educación Física, las propuestas de expresión corporal tendrán un compromiso motor variable en función de la intensidad del desafío expresivo y estético, las pautas de la actividad y la posible conexión con otras competencias y saberes básicos del curriculum. En el ámbito de la educación física, la dimensión expresiva del movimiento se explora y potencia con el fin de fomentar la creatividad, la autoexpresión y la conexión emocional con el cuerpo. Este enfoque contribuye a una comprensión más completa y enriquecedora de la motricidad, destacando su capacidad para comunicar y expresar aspectos intrínsecos de la experiencia humana. En este sentido, y desde el enfoque educativo centrado en el movimiento, no solo se contribuye al desarrollo físico, sino que también nutre la esfera emocional, cognitiva y social de las personas.
La interrelación entre la dimensión expresiva del movimiento, el compromiso motor y la salud es rica y significativa. Desde la perspectiva de nuestra materia, es esencial comprender que la dimensión expresiva del movimiento implica acciones físicas que permiten expresar emociones, desarrollar la creatividad e indagar en experiencias estéticas y las técnicas que nos brinda nuestro patrimonio artístico.
En el ámbito de la salud, el compromiso motor y la expresividad se asocia con beneficios físicos, como la mejora de la función cardiovascular, la fortaleza muscular y la coordinación motora, y de especial manera, con la salud emocional y social a través del movimiento proporcionando una vía para liberar tensiones, reducir el estrés y promover el bienestar psicológico. De esta manera, se brindan oportunidades para la formación integral de las personas, promoviendo la conexión significativa entre el individuo, su potencialidad expresiva, su bienestar y su contexto sociocultural.
Referencia bibliográfica:
- Coterón, J.; Sánchez, G.; Montávez, M.; Llopis, A. y Padilla, C. (2008). Los cuatro ejes de la dimensión expresiva del movimiento. En G. Sánchez, J. Coterón, C. Padilla y K. Ruano (coords.), Expresión Corporal, investigación y acción pedagógica (pp. 144-155). Salamanca: Amarú.
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