Actúa y baila como si nadie te estuviera mirando
Esta camiseta me la regalaron dos estudiantes de la asignatura "Expresión corporal y danza". Un año después, me dijeron que la vieron y se acordaron de las prácticas que tuvimos. A continuación, contaré una experiencia preciosa sobre este slogan: "actúa y baila como si nadie te estuviera mirando".
Jaime siempre espera al bus con unos auriculares puesto, bailando y cantando. Y cuando digo bailando, no me refiero a estar estático, pero golpear en la acera con un pie y mover la cabeza al ritmo de las pulsaciones de la música. No es eso. Baila en todo el espacio de la acera, todo el tiempo hasta que llega su ruta sin desaprovechar un segundo y con todo el cuerpo, en un estado claro y nítido de fluidez. El famoso estado flow de máxima entrega en lo que estás haciendo, de Csíkszentmihályi (1998).
Creo que no debo ser la única persona que pasa al lado de Jaime y no puede evitar mirarle divertidamente con admiración. Es muy bello ver a alguien así de entregado, apropiándose del espacio y el momento para hacer algo que le hace sentirse bien (pura salud interior y física). Es un regalo que me hace cada día y él no lo sabe. Me saca una sonrisa y me recuerda lo importante que es en la vida, disfrutar, y en mi trabajo, disfrutar.
A mi hijo le pregunté que si creía que este chico era feliz haciendo lo que hacía cada mañana en la calle. Él, que por ser niño ya lo considero sabio, me dijo con cara de afirmar algo obvio: "mamá, es el más feliz de toda la calle".
A veces, miro a su padre también. Él espera sentado en un banco con ojos cansados aunque siempre está pendiente de su hijo. LE DEJA SER. Qué importante (me pregunto si como padre estaré haciendo esto con mis hijos). Aunque también es consciente de que el mundo de los supuestos "normales" (entiendase, es una total ironía que use esta palabra que me parece tan vacía) sigue con sus prisas, su sentido de la producción y la eficiencia urbanita. En un momento dado el bailarín (porque lo es), abre brazos y piernas de un salto en lo que parece un silencio de la música o momento culmen, para después correr hacia el otro lado de la acera entorpeciendo un poco la trayectoria de alguien que va deprisa a su trabajo o a nosotros mismos que nos dirigimos al colegio. El padre va en su busca, pide disculpas al transeunte frenado, y le dice a Jaime tocándole el hombro: "Ten cuidado con la gente". A nosotros ya nos ha pasado. Mi respuesta fue mirar al padre a los ojos para transmitirle, también con la voz: "no pasa nada", pero aquí confieso que en realidad quisiera decirle y no me atrevo: "somos nosotros los que estorbamos su baile".
Aquí una foto donde no se le ve (jamás osaría hacerle una foto como tal), pero se le puede intuir y así imaginar visualmente esta historia. He duda si poner la foto o no. Sigo dudando. Es que es SU baile, no lo hace para nadie. De hecho, actúa y baila como si nadie le estuviera mirando.
Referencia bibliográfica:
- Csikszentmihalyi, M. (1998). Aprender a fluir. Kairós.
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